domingo, 31 de marzo de 2024

Verso del Gran Maestro Nissen Shounin N° 2053 a

“ Registra el nombre del alma del difunto para la eternidad , 

para que puedas sufragar a través de Butsuryu-kou."


Por Sentoku Haikawa

El gran maestro Nissen Shounin escribió este verso en el kakotyou (cuaderno del antepasado) de un creyente. En esta época, el budismo primordial (Honmon Butsuryu Shu) todavía se llamaba Butsuryu Kou. Pero el Gran Maestro Nissen Shounin ya enseñó a los fieles a registrar los nombres de sus seres queridos y a ofrecerles oraciones póstumas.

Esto se debe a que, después de la muerte, sus almas ya no pueden adquirir virtudes mediante la práctica misma de la fe.

Ésta es la razón por la que se ofrecen cultos póstumos a las almas.

En el budismo primordial, el culto póstumo se llama Goekou. El carácter 'Go' es de cortesía, una señal de respeto por lo que viene después. E-kou significa transferencia de virtudes.

Cuando cantamos el Sagrado Namumyohorenguekyo, estamos enviando virtudes, a través de la práctica de la fe, a las almas de las personas fallecidas, para que puedan beneficiarse.

Al mismo tiempo, estas virtudes regresan a nosotros mismos.

Las virtudes que ofrecemos se pueden adquirir cantando el Mantra Sagrado Namumyohorenguekyo así como a través de la práctica de Gohouko (actividad religiosa) que realizamos durante nuestra vida.

Sólo dedicándonos a la práctica de la fe podremos adquirir suficientes virtudes para que puedan ser dirigidas a quienes no pueden acumularlas.

Muchas religiones celebran cultos póstumos. Pero lo que nos enseña el Gran Maestro Nissen Shounin es que la ceremonia no puede ser sólo un protocolo formal sino que debe estar estrechamente relacionada con nuestra práctica diaria de fe.

Al mismo tiempo que el Culto Póstumo proporciona el verdadero ofrecimiento de las virtudes, es la promesa de dedicación a la fe, constantemente, en oraciones y actividades religiosas. De esta manera, el alma de la persona fallecida podrá recibir la semilla del Dharma y podrá, en la próxima vida, dedicarse a la práctica de la fe.

El acto de Ekou se transformará en virtudes, para nosotros y para los demás, a través de la pronunciación de Namumyohorenguekyo, con dedicación y devoción, diariamente.

Nosotros, como seres humanos, creyentes del Budismo Primordial, como amigos de la fe, debemos recordar a nuestros seres queridos, a las personas que pasaron por nuestras vidas y nos brindaron momentos buenos y alegres, momentos de aprendizaje, en definitiva, maravillosos.

De esta manera, también estaremos fortaleciendo el vínculo Dhármico con estas personas. Y esto sólo es posible a través de la fe y del sentimiento puro de cada uno.

Honmon Butsueyu Shu

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