Enseñanzas- Sobre el fin del mundo

Así como en el pasado muchos creían que el mundo era cuadrado, que no existía la más mínima posibilidad de que existieran seres extraterrestres y que la reencarnación era algo imposible, la creencia en el fin del mundo se basó -especialmente en Occidente, donde fue Imposible desafiar la autoridad de la Iglesia Católica.

Según la doctrina cristiana, Dios hizo el mundo. Así como todo lo que pasa, todo lo que comienza tiene un final. Y en este final estaría el Juicio Final. De esta manera, toda doctrina cristiana se basa principalmente en el miedo, el castigo y la inseguridad de no ser digno del cielo. En este caso, la impiedad de Dios prevaleció sobre su compasión.

La teoría budista más cercana a esta cuestión del “Fin del Mundo” se llama la Era Mappo, donde vivímos.

La palabra está formada por los ideogramas 末法, donde MAP (末, matsu) significa final o terminación y POU (法, hou) Dharma. En otras palabras, el budismo no se limita al fin del mundo como cuestión, sino a la distancia entre la relación de los seres y el fin del Dharma, de donde las enseñanzas, sus prácticas y efectos quedaron ocultos por la ignorancia. de los seres respecto de la Ley Universal.

Incluso esta Era Mappo puede considerarse una especie de profecía en relación con la teoría de la época. Sin embargo, las características de esta Era están más dentro del alcance de la hipótesis que de la realidad.

Al referirse al fin del mundo como materia que incluye a sus seres vivos, el budismo cita el ciclo 4-kou: cuatro kalpas (medida budista del tiempo) de transformación. En otras palabras: Formación, Vida, Destrucción y Vacío (Jyoukou, Jyuukou, Ekou, kuugou). La teoría se basa en que toda la materia se transforma, y ​​la tierra, al ser materia, también sufre transformaciones. Sin embargo, después del período de vacío, como su nombre lo dice “ciclo”, todo se invierte, no viendo el mundo y el universo como algo infinito, continuo y eterno.

Para comprenderlo mejor, explicaré el extracto de la escritura más importante de Nichiren Shounin, que es el Nyorai Metsugo Gogohyakusaishi Kanjin Honzonsho (El quinto aniversario de la imagen sagrada desde el inicio del quinto año del regreso de Buda al estado primordial).

En este extracto de las Escrituras “Ima honji no shaba sekai wa sansai o hanare shikou o idetaru jyoujuu no jyoudo nari”, el Maestro Nichiren cita cuatro kalpas de transformación dentro de un concepto atemporal, donde la intersección entre los mundos temporales (Saha, dónde vivimos) y lo atemporal (JyakouJyoudo, Tierra Pura) representa el verdadero mundo en el que vivimos.

Por tanto, ni el fin del mundo ni la eternidad del Grado Puro pueden ser objetivos del código, si no la experiencia y el esfuerzo en este mismo mundo finito e infinito, en el que vive el propio Buda Primordial, realizando siempre sus conversiones. (Capitulo 16 Sutra del Lotus) a través de la práctica de la fe NAMUMYOHRENGUEKYO y haciendo que estos mundos se yuxtapongan cada vez más, más a lo largo de la línea de intersección, hasta reconocer su unicidad (ShabassokuJyakkou).

Esta será la obra de fe asignada a cada uno de nosotros, unidos por el verdadero Dharma que nos cae como quintaesencia, el NAMUMYOHORENGUEKYO, que coincide y se adapta a la Era Mappo en que vivimos.

Por lo tanto, somos salvos del fin y estamos listos para comenzar de nuevo cada día y cada momento.

Bibliografía: Revista Lotus Ed.02, página 14; Myoukouitiza Koan, Butsuryu Shugakkou, página 32; Myoukouitiza, Oraciones de un servicio de Honmon Butsuryu-Shu; Mappou a Masse no Shisou, Ozawa Tomio, 1974, Ed. Ouzankaku.

Honmon butsuryu Shu