Cultos póstumos

Desde la antigua India, donde nació el budismo, las religiones budistas han celebrado tradicionalmente cultos póstumos. La práctica del culto póstumo se basa en el principio de la eternidad del alma y su renacimiento.

El primer servicio póstumo es al séptimo día, contado a partir de la fecha del fallecimiento.

En secuencia, se celebran los días 14, 21, 28, 35, 42 y 49.

Después de este período inicial, existen otros servicios póstumos, 1er año, 3er año de Culto Póstumo, etc. Para mayor orientación, lo mejor es consultar al templo más cercano.

La fecha a programar, siempre que sea posible, debe ser cercana a la fecha exacta o antes, especialmente en el período hasta el día 49. Pero incluso si supera los plazos tradicionales, no hay problema, porque, en el budismo primordial, el período de difuntos no se limita sólo al Día de los Difuntos, sino que es constante.

Lo importante es que sea una buena cita para todos y que fomente una gran participación.

En el Budismo Primordial, el Culto Póstumo se llama “GOEKOU”.

Go = Prefijo de respeto

Ekou = Transferencia de virtudes. Por tanto, el culto póstumo es el acto de transmitir al difunto la virtud y la luz acumuladas mediante la práctica de la fe.

Sin embargo, el término en sí tiene un significado universal y no se limita al difunto. La práctica de la fe nos permite superar el límite de la muerte transfiriendo las virtudes a todas las almas.

El Culto Póstumo del Budismo Primordial tiene el verdadero significado de la vida y no de la muerte. El Ekou abarca a todos los seres eternamente vivos a través de la inmortalidad del alma, que encuentra la oportunidad de renacer a través de la naturaleza búdica y la virtud recibida de la oración sagrada Namumyohorenguekyo.